Numerosa pero
desigual producción editorial en el año que pasó. Se sembraron vientos y cosecharon
algunas tempestades gracias a unos cuantos autores, editoriales i obras que destacaron
entre las letras nacionales, contribuyendo a arrojar un balance positivo sobre
las publicaciones cajachas. Sendos reconocimientos para la escritura de mujeres
cajamarquinas que en 2018 fueron llenando un vacío de años i para el valioso
trabajo literario realizado por intelectuales cajamarquinos en las provincias i
en otras regiones del Perú. Menciones especiales para el “VII Festival de
Pechada, Triste, Yaraví y Cashua”, realizado en Chota, por incentivar la
oralidad de los pueblos, aunque sería recomendable publicar las participaciones
(igual que los concursos de coplas de carnaval de Cajamarca); para los concursos
“Vanguardia Literaria Cajamarquina” i el “Huauco de Oro”; i para los promotores
de los homenajes a Miguel Garnett, José López Coronado, Noé Zúñiga Gálvez i
Luzmán Salas por sus brillantes trayectorias educativas, literarias i
culturales.
Cajamarca intentó
aprovechar su III Feria del Libro (Felicaj), pero estuvo ausente en las demás
ferias nacionales, con excepción de algunas obras publicadas por editoriales
independientes (Lluvia, Bracamoros i KN). De otro lado, los esfuerzos del
Gobierno Regional convocaron una mediana atención de participantes en los
concursos regionales, pero 2018 no pudo ocultar la inexistencia de una amplia política
cultural que, entre otras tareas, incentive la lectura, creación, investigación,
distribución, etc. Sin una política cultural que coordine con otras entidades,
los esfuerzos serán casi vanos. En ese sentido, la necesidad de crear un Fondo
Editorial autónomo, con una “Biblioteca Cajamarca”, es decir, de autores i
temas vinculados con nuestra región, se abre como una posibilidad para
encaminar la centenaria producción editorial cajamarquina hacia mejores puertos
i lectores. Temas como estos deberían estar en las prioridades de las nuevas
autoridades con miras a la celebración del Bicentenario patrio.
Este recuento bibliográfico es sólo eso: una cosecha de libros que pretende reconocer aquellas publicaciones de cajamarquinos o sobre Cajamarca que sobresalieron a nivel regional i nacional. No es un ranking ni pretende un balance crítico de libros publicados desde fines de 2017 hasta diciembre de 2018. Inevitablemente, no son todos los que están, ni están todos los que son.
Este recuento bibliográfico es sólo eso: una cosecha de libros que pretende reconocer aquellas publicaciones de cajamarquinos o sobre Cajamarca que sobresalieron a nivel regional i nacional. No es un ranking ni pretende un balance crítico de libros publicados desde fines de 2017 hasta diciembre de 2018. Inevitablemente, no son todos los que están, ni están todos los que son.
POESÍA
Un lugar principal
merece la publicación de “Obra completa.
Poesía” (UNMSM Eds.), de Yolanda Westphalen (Cajamarca, 1920 - Lima, 2011),
dentro de la serie “Clásicos sanmarquinos”, todo un suceso nacional que pasó inadvertido
en Cajamarca, pero representó la revaloración de una voz imprescindible en las
letras iberoamericanas. Todo un acierto editorial el recoger en 400 páginas un
estudio introductorio, los nueve poemarios conocidos i otros inéditos.
Con “El viento y la piedra” (Ed. Praxis,
México), simbólico diálogo de dos elementos ligados a la cosmovisión andina, Carlos
Ernesto Cabrera Miranda ganó un certamen poético internacional convocado en México
i consolidó a su autor como la más importante carta cajamarquina del 2018 ante
la lírica nacional, al igual que Guillermo Torres Ruiz por el poemario “Entre la memoria y la nostalgia” (Eds.
Derrama Magisterial, 2017), ganador del concurso nacional “Horacio Zeballos
2014”, que reflexiona sobre las amenazas de la humanidad ante la globalización.
Una agradable sorpresa vino de Cutervo en los versos de Juan Oblitas Carrero,
quien obtuvo el primer premio en poesía en el Concurso “Vanguardia Literaria
Cajamarquina 2017” por el cálido libro “Sueños
albos” (Eds. Gobierno Regional) que busca trascender el sentimiento
telúrico con los recursos de la poesía castellana; la segunda versión de este
concurso (2018) premió la sencillez epigramática i llena de ecos románticos de
“El jardín de las poesías” (Eds.
Gobierno Regional), de Milton Bravo Ordaz. Un elaborado poemario que no puede
pasar desapercibido es “La hora de los
demonios” de Carlos Campos Vásquez, integrante del grupo Wayrak de Chota.
Otros poemarios
dignos de mención son “Flechazos de
graffiti verbal” (Martínez Compañón Eds.) de Miguel Garnett, poemas de
denuncia social sobre los acontecimientos sociales cajamarquinos; “La ventana de Julieta” (Ed. del autor),
del celendino Juvenal Vilela, con versos de profundo intimismo para construir
un idílico personaje; “Azul de luna”
(Servicom Brophy Eds.), de Glendy Ramos, que reitera la inclinación romántica i
modernista de esta conocida promotora cultural; “El tiempo de tus huellas en la arena” (UNC i Martínez Compañón
Eds.) de Daniel Santos Gil Jáuregui; i “Trasgresor
de sombras” (Eds. Pelícano) de Javier Villegas.
Entre las
antologías poéticas merecen una especial mención las dos realizadas por Luzmán
Salas, quien recibió sendos homenajes en la Felicaj 2018 i en el Encuentro
Nacional de Literatura Infantil i Juvenil (APLIJ) realizados en Cajamarca: “Mario Florián. Homenaje Centenario” (Eds.
Gobierno Regional, 2017), una necesaria edición del gran clásico de la
literatura peruana en el centenario de su nacimiento, i “Vallejo Iluminado” (Eds. Upagu), didáctico aporte cajamarquino a
los actos por el centenario de publicación de “Los heraldos negros”. Jorge Díaz Herrera presentó “El Eguren que no es” (Eds. Upagu), obra
que se convertirá en lectura obligada para comprender los referentes sociales i
políticos, que se mantuvieron invisibles para la crítica, en la obra del gran
poeta simbolista peruano.
En el ámbito regional
es menester destacar las selecciones poéticas “Herederas del viento” (Ed. Agrupación de Escritoras Norteñas), que
recogió con afán divulgatorio cerca de 70 voces femeninas de toda la región i
otras tantas del nororiente peruano, i “Kunturmasha.
Libro de Oro” (Ed. del compilador), una antología de más de 80 poetas de Contumazá
realizada por Ruperto López Alva, que reunió autores clásicos de nuestras
letras (Mario Florián, Marco Antonio i Oscar Corcuera, Fidel Zárate, etc.) i otros
que permanecieron ocultos en el tiempo.
En literatura
infantil destacaron Doris Carranza Gálvez con “El cuy Anastasio y sus amigos”, “Mascotitas” i “El burrito
Ramses y sus amigos” (Ed. San Marcos); i Javier Villegas “Volatineros del alba” (Ed. América), “Caza Palabras” i “Cuentos del Piche” (Ed. La Torre).
CUENTO
Encabeza este
recuento narrativo el libro “Fatum”
(Ed. Axiara, EE UU), un conjunto de 24 relatos escritos con buenos recursos
técnicos i caracterización de personajes que ubican a Manuel Guerra en un
sitial preferente entre los autores peruanos del siglo XXI. Escabel adjunto, el
hualgayoquino William Guillén Padilla, uno de los maestros de la minificción,
quien cerró el 2017 con “Cuentos para
Zuva” i “Cien llamas en el llano.
Homenaje a Juan Rulfo” (KN Eds.), desplegó una serie de situaciones i
personajes para convertirlos en motivos literarios con un marcado tamiz
poético, particularmente en “Inkacuentos”
(Ed. Mesa Redonda), trabajado libro de ficciones sobre el pasado cultural
precolombino. Desde Chota, José López Coronado, otro de los altos referentes de
la minificción peruana, convocó el interés de los lectores nacionales por “Desde el otro lado de la luna” i “Pico de botella” (Wayrak Eds.).
Con solventes
cualidades estilísticas, Ricardo Vera Leyva presentó “Al pie del muro (y otros cuentos)” (Ed. Hiato) para mostrarnos los
caminos del conocimiento. Igual derrotero siguió el consagrado Carlos Ernesto Cabrera
Miranda en “El venadero y otros cuentos”
(KN Eds.), en los que retomó su preferencia por narraciones de mundos
misteriosos i paralelos premiadas en numerosos concursos. Javier Farfán Cedrón,
con “Una tarde de nubes coloradas y
árboles de sombre azul” (Eds. Gobierno Regional, 2017), i Willy Miranda
Quiroz, con “Réquiem por Jim” (Eds.
Gobierno Regional, 2018), demostraron con creces ser merecedores de los premios
del concurso regional “Vanguardia Literaria Cajamarquina”.
Las sorpresas
vinieron del escritor i editor liberteño Carlos Vega por “La leona de Kumullca y otros cuentos ecológicos” (Ed. del autor); i
de la madurez narrativa de Elmer Castillo en “Castillo de cuentos” (J & O Eds.). Dos libros recomendables de
años anteriores que circularon en 2018 fueron “El bosque invisible” (Ed. Cajamarca, Identidad y Cultura), de la
contumacina Yesenia Mostacero Terrones, i “Benito
Vena’o, un corazón azul lleno de árboles” (Indómita Eds., Costa Rica) del
bambamarquino César Mejía Lozano, destacado cultor de la minificción que también
publicó “Panza de perro” (Ed.
Maribelina, Casa del Poeta Peruano). Un infatigable Guillermo Bazán Becerra
continuó su apuesta por la edición digital con “Muriendo sin apremios” (Ed. Cajamarca, Identidad y Cultura),
cuentos i poemas de carácter moralizador.
TEATRO
Celendín fue la
cuna del gran dramaturgo nacional de corte social Grégor Díaz, i mientras
esperamos una edición completa de su obra i las representaciones necesarias,
tenemos que destacar la labor de la Sala de Teatro del grupo Algovipasa’r,
fundamental para llenar los escenarios de la ciudad del Cumbe, así como la
publicación de las dos obras premiadas en el concurso “Vanguardia Literaria
Cajamarquina” que fueron publicadas con el sello del Gobierno Regional: “¡Dale, Zurdo!”, un ring de box llevado
a las tablas por Estuardo Villanueva, reconocido actor i dramaturgo; i la
existencialista “Signos del pantano”,
primera incursión en el género del poeta Doan Ortiz Zamora.
NOVELA
Una de las
novelas históricas mejor consideradas por la crítica nacional de 2018 fue “El espía del Inca” (Lluvia Eds.) del
limeño Rafael Dumett, cuyo entramado se lee a manera de un quipu de colores que
revive los dramáticos momentos de la captura de Atahualpa en Cajamarca. La acertada
reedición de “Cañadas oscuras”
(Martínez Compañón Ed.) de Miguel Garnett nos trasladó a la Cajamarca de los
años de la guerra del Pacífico. También llegó “Génesis. Crónica de una familia” (Arkabas Ed.), nueva entrega de la
joven i prometedora Evelyn García Tirado, en cuyas páginas se revive el clima,
costumbres i espíritu de una familia de San Marcos desde fines del siglo XIX
hasta mediados del siglo XX. Desde las faldas del mítico apu Ilucán, Juan Oblitas
Carrero mostró su faceta narrativa en “Ángeles
de otoño” (Eds. Gobierno Regional), historia de un amor adolescente que
enfrenta al destino; el autor obtuvo con esta obra el premio de novela en el
concurso “Vanguardia Literaria Cajamarquina 2018”.
Con menores
pretensiones técnicas, mencionamos las dos novelas del jaenense Eduardo
Cajandilay Díaz: “Querida mamá, dame una
segunda oportunidad” i “Soy un
anciano, puedo ser tu espejo” (Ed. Bracamoros); “La metamorfosis del hermano Hilario” (Ed. Pachakuteq), del sanmarquino
Lidio Abanto Marín; “El hogar deshecho”
(Ed. del autor), de Alejandro Angulo Bada; “Chasca. Novela del Ande”, escrita al alimón por los contumacinos
Gladis Cabanillas i Ruperto López Alva; i “¡Entre
ella y yo, el diablo se metió!” (Ed. Bracamoros), de Giomar Guevara Barón.
TRADUCCIÓN
La novela "El rincón de los muertos" (Textual
Ed., 2014), del celendino Alfredo Pita, considerada como la obra literaria que
mejor refleja los años del terrorismo senderista i de Estado, fue traducida en
2018 al francés bajo el título de "Ayacucho'"
(Ed. Métailié, traducción de René Solís). Fue también su novela "El cazador ausente" (Lluvia
Ed. 1994; Seix Barral, 2000), ganadora del premio internacional "Las dos
orillas" (España, 1999), la anterior obra de un cajamarquino traducida a
varios idiomas.
HISTORIA &
ARQUEOLOGÍA
2018 fue un buen
año de difusión de magníficas publicaciones, ante esto urge formar un grupo
académico de investigaciones en historia i ciencias sociales. Gracias al
trabajo compilatorio de la antropóloga sanmiguelina Haydée Quiroz Malca, se editaron
los dos volúmenes de investigaciones referidas a Cajamarca (siglos XVI-XX) del
célebre historiador Waldemar Espinoza Soriano: “Miradas etnohistóricas a Cajamarca” i “Cajamarca otras miradas etnohistóricas” (Eds. UNMSM), cuyas
presentaciones atrajeron el interés de la ciudad del Cumbe e incluso el primero
se convirtió en el libro más vendido en la Felicaj 2018. Por su parte, Evelio
Gaitán Pajares presentó un acercamiento a la historia económica regional a
través del estudio de la producción agropecuaria i comercial en “Cajamarca siglo XX. Auge y crisis 1900-1993”
(MPC & Martínez Compañón Eds.), i el doctor Julio Sarmiento publicó sus
investigaciones sobre las relaciones ente la Iglesia i la sociedad en las “Cofradías en Cajamarca, siglos XVII, XVIII
y XIX” (Eds. MPC).
Otro importante
libro con admirables enfoques sobre Cajamarca i el norte peruano fue “Historia económica del norte peruano.
Señoríos, haciendas y minas en el espacio regional”, editado por Carlos
Contreras i Elizabeth Hernández (BCRP, 2017), con prolijos artículos de Susana
Aldana, Lewis Taylor i Susan Elizabeth Ramírez, entre otros. Por su parte, el
arqueólogo santacruceño Quirino Olivera Núñez editó “Jaén, arqueología y turismo” (Eds. Municipalidad Provincial de Jaén
& Yanapay Andina), valiosísimo compilado de varios autores sobre las
culturas del Alto Marañón.
Además, José
Rodríguez Villa presentó “Una historia
olvidada: El viejo pueblo ‘San Miguel de Catamuche’ en Cajamarca” (Eds.
UNC), una interesante propuesta que lleva a pensar en el emplazamiento original
de este pueblo décadas después del paso de Francisco Pizarro; David Lezama
Abanto publicó una interesante investigación sobre el distrito sanmarquino de “Chancay… 500 años de historia” (Eds.
Pardys); i en “Cajamarca y Chachapoyas.
Nexos sociohistóricos” (Martínez Compañón Eds.), Tito Zegarra Marín
desplegó sus conocimientos multidisciplinarios que acercan ambas regiones
separadas por el río Marañón.
INTERCULTURALIDAD
Entre las obras
que ondearon las banderas de la educación rural, lingüística, lectura i
análisis de textos, destacó sobremanera la excelente edición de Mathias Urban i
Rita Eloranta Barrera-Virhuez del centenario manuscrito “Diccionario etnográfico de la costa y sierra norte del Perú” (Eds.
UPRG i UNMSM), de Hans Heinrich Brüning, obra que prende luces sobre las
relaciones lingüísticas entre Cajamarca i Lambayeque. Le siguieron el valioso “Diccionario bilingüe. Diccionario de
palabras y expresiones quechuas. Variedad Cajamarca Costeño”, de Dolores
Ayay Chilón (Ed. UGEL Cajamarca); la reedición aumentada de “Pizarra de aire. Reflexiones sobre
educación rural y cultura” (Lluvia Ed.), de Esteban Quiroz Cisneros; las
aproximaciones sociolingüísticas de Gian Sáenz en “¿Ashuturarse o acuclillarse? Estampas quechuas en el habla de los
cajamarquinos” (Eds. MPC); “Conociendo
mi comunidad, fortalezco mi identidad. Guía de contenidos históricos, culturales
y turísticos de la provincia de Hualgayoc”, de César Mejía Lozano; i la
guía metacognitiva para la lectura de textos infantiles “Caminante, sí hay camino”, de Antonio Goicochea.
La trayectoria
de Alfredo Mires Ortiz, asesor ejecutivo de Bibliotecas Rurales de Cajamarca (red
con 47 años de existencia, más de 150 publicaciones i presencia en 12
provincias de Cajamarca i en Huamachuco, La Libertad), fue reconocida en agosto
pasado con el premio nacional “Jorge Basadre Grohmann”, otorgado por la Biblioteca
Nacional del Perú en su 197 aniversario i entregado por la Ministra de Cultura “por su contribución a la promoción,
desarrollo de bibliotecas y el fomento a la lectura.” Bibliotecas Rurales
presentó en 2018 tres libros con miradas campesinas: “Co-Libris: Proyecto de lectura y animaciones pedagógicas”, “Somos y hacemos. Guía de la Red de
Bibliotecas Rurales de Cajamarca”, que documenta la historia, principios i
metodología de la Red, i “El derecho a
la esencia: niños, derechos, comunidad y torcidos”, una particular
declaración de los derechos de la infancia a partir de las experiencias
campesinas.
FORESTACIÓN & ETNOBOTÁNICA
La presentación
del voluminoso libro “Porcón. Medio
siglo de forestación en los Andes de Cajamarca - Perú” (Lluvia Eds.), de
Charles Carton i Alexander Chávez Cabrera, fue otro de los buenos sucesos editoriales
del año tanto por la trascendencia del proyecto de forestación como por ser una
alternativa al desarrollo socioeconómico de Cajamarca. Por otro lado, de los
estudios en etnobotánica salieron dos maravillosos libros: “Mapa de vegetación de Cajamarca.
Potencialidad de la vegetación para el uso de plantas medicinales” (Eds. Upagu,
MPC & Los Andes-Yanacocha), de Antonio Galán de Mera, Eliana Linares Perea
i Juan Montoya Quino; i “Plantas
medicinales de los Andes y la Amazonia. La flora mágica y medicinal del norte
del Perú” (Ed. de los autores), de Rainer W. Bussmann i Douglas Sharon.
ARTES
En este ramillete
de libros destacó el cómic del artista cajamarquino Renato Chávez Pajares, quien
ilustró i adaptó el texto “El César
Vallejo que yo conocí” (Eds. FEMUNH), de Ciro Alegría, conmemorando los 50
años de la muerte del narrador indigenista. Le siguió, como catálogo de su
trayectoria, el libro “Arte en
esculturas y murales” (Ed. del autor) del reconocido escultor celendino
Miguel Ángel Díaz Dávila (Madd), en el que aspira a describir i compartir sus
técnicas con las nuevas generaciones de artistas. Reinhard Seifert realizó una
selección personal en “40 pintores
peruanos. Una antología comprimida (Veinte pintores difuntos y veinte pintores
activos)”, en los que incluyó a los cajamarquinos Sabogal, Urteaga, Bagate,
Joan Alfaro, Ever Arrascue i Rojas Medina. Finalmente, como homenaje al
centenario de su nacimiento, salió a luz un libro que mereció mejor edición: “Alfredo Rocha Zegarra, peruanista,
paisajista e indigenista” (Eds. Gobierno Regional & Ugel Celendín), un desordenado
conjunto de textos conmemorativos de autores varios i otros del pintor i
periodista celendino.
MONOGRAFÍAS
& ENSAYOS
Excelente
edición de “Chugur, tierra querida”
(Eds. ArteSano), de William Guillén Padilla i Pepe Chávez Tejada, por los
contenidos, imágenes e ilustraciones, i porque demostró que es posible unir los
esfuerzos de pobladores, autoridades i empresas privadas para fomentar el
desarrollo de este paradisíaco distrito de Hualgayoc. “Rastros y sonidos Quteq” (Eds. Mavi), de Juan Oblitas Carrero, es
un valioso estudio etnográfico sobre el rescate de las tradiciones musicales de
Cutervo a través de la acción educativa. También concitaron el interés de los
lectores los libros ganadores en la categoría de ensayo de las dos ediciones
del concurso “Vanguardia Regional Cajamarquina” i publicados por el Gobierno
Regional: “Esos libros que lees y otros
ensayos”, de Carlos Cerdán Moreno, i “Caminando
hacia la creatividad”, de Christian Lozano.
Mención aparte
para dos libros dedicados a difundir la vida i obra de dos religiosos
recordados por la sociedad católica cajamarquina: “R.P. Conrado Mundaca Peralta. Vida y obra. Testimonios”,
compilación de Julio Estela Castro; i “El
diario del padre Luis Rebaza Neira ofrecido al Señor Jesucristo”,
compilación de Juan Manuel Cedrón Plasencia.
De otro lado, a
inicios de 2018 apareció el testimonio i denuncia “Conga, cuando Humala y Heredia paralizaron el desarrollo del cinturón
de cobre del norte del Perú” (Ed. Cimade), de César Humberto Cabrera,
funcionario de Yanacocha, que constituye la versión de la empresa minera i del
autor para señalar las responsabilidades de la cuestionada pareja en el desarrollo
del proyecto minero. De mucha actualidad también resultó la relación de los
hechos de corrupción internacional que ensombrecen al Perú actual detallados en
“Operación Lava Jato brasilera y peruana.
Crónica de un sistema corrupto institucionalizado” (Lluvia Eds.), brillante
estudio de Santiago Chávez Vallejo. La reflexión sobre la construcción del
poder popular a través de los proyectos políticos en Cajamarca durante las
últimas décadas, particularmente del rol desempeñado por Gregorio Santos, el MAS
i Vanguardia Revolucionaria, las luchas por el agua i la tierra, son los temas
de “La batalla por Cajamarca. Conflicto
social, lucha política y poder popular en Cajamarca” (Eds. Pedro Palana), de
César Aliaga Díaz.
LA DECEPCIÓN DEL
AÑO
La figura del controvertido
escritor i antropólogo cajamarquino Carlos Castaneda, cuya obra “Las enseñanzas de Don Juan” (1968) cumplió
50 años en 2018, ha sido motivo de innumerables trabajos académicos que lo magnifican
o denuestan. “La vida secreta de Carlos
Castaneda. Antropólogo, brujo, espía, profeta” (Eds. El Ojo Crítico, A
Coruna, España), del autodenominado criminólogo e ilusionista gallego Manuel
Carvallal, no obstante presentar una detallada i documentada relación de la
vida i obra de Castaneda en 600 páginas, incurre en exabruptos como compararlo
con el criminal Charles Manson i responsabilizarlo de desapariciones i asesinatos
cometidos incluso después de su muerte. Carvallal también insinúa que el
cajamarquino era informante de la CIA, cuando se sabe por los documentos
desclasificados de esta agencia que fue, contrariamente, investigado por los
estadounidenses.
Castaneda no fue
brujo, ni espía, ni profeta, pero sí un gran conocedor de las propiedades energizantes
de plantas y hongos i creador de una nueva metodología de investigación
antropológica. La buena noticia es que se viene preparando una publicación
cajamarquina de varios investigadores que responderán a los agravios vertidos
en estos años i presentarán una serie de perspectivas inéditas sobre la
trascendental figura del cajamarquino.
***
Daniel
Sáenz More estudió Lingüística i Literatura en la
PUCP. Es licenciado en Educación por la UNC. Actualmente dirige el grupo de
estudios “Al Rescate de Caxamarca”. Contacto: dsaenzmore@gmail.com
Etiquetas: Daniel Sáenz More
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