*Selección de Jack Farfán Cedrón
¿SOY ÁRBOL?
V
Como si
escribiéramos para encontrarnos
Y nunca hallamos
la palabra.
Mas es el olvido
un instrumento
Y la
desesperación nuestro lugar.
Una imagen anda
desnuda tras la apariencia
Extraviados ante
lo esencial
Desprovistos de
entendimiento
Desconocidos e
irreconocibles
Pero cómo
distinguir si no ves nada
O definir para
luego dudar
Una sombra se
hace añicos
En ese espejo de
la locura nos queremos mirar.
Mas es la
soledad un instrumento
Y el desasosiego
nuestro lugar.
Oyes la súplica
pero no hay atención
Y caes y vuelves
a caer
Enredado en tu
desconocido ser
Una habitación
llevas en el pensamiento
¿Quiénes la
habitan?
Viejas ilusiones
nunca nos abandonan
Y qué decir de
la multitud
Escaso es el
tiempo para despertar.
Como si
escribiéramos para encontrarnos
Y la palabra no
nos halla.
Mas es el
pensamiento un diccionario
El corazón un
verdadero guía.
¡No huyas! allá
la muerte
¡No caigas! aquí
la vida.
Un hoyo
insondable es la angustia
A diario una
existencia se precipita
palabra por
palabra, vacías.
¿SOY
ÁRBOL PORQUE ME DEFINE LA PIEDRA?
Despertará
y
no encontrará un cuerpo
sino
un charco
se
mirará como antaño
ya
no en el cuerpo
mas
su reflejo habrá desaparecido
un
cielo profundo...
MANO DE PINTOR
V
Escribir como
naciendo
En el lugar del
corazón
Un ojo se abre
una rosa
Más alta que la
nube
Más baja que la
profundidad
Se halla el
sentido.
XII
Más allá
Cuando las
flores se encienden
Hay una sombra
que nos siente latir
Abre mi mundo
como si desnudaras a la persona amada
Ábrelo como si
ya abierto un libro
Como si al abrir
tus brazos me rodearas
Allá está el
silencio e inclina su espanto a una olla, de miedo, fría
Es verdad, aquí
la lluvia despierta al anochecer
Nos cubre con
las frazadas del tiempo.
Nos callamos
Destapamos hasta
la última cicatriz de barro
No he sabido
amar, olas que se avientan a tu cintura
En esta tierra
donde el mar está lejano
Lejana como una
estrella la mar
Como una ciudad
de la que huimos
Atados bajo los
lobos que aúllan una luna sin noche
Sin otros
rostros que los que tenemos en los espejos
No sabré
quererte, el viento se viste de cortinas
Atrás, otros
cadáveres se ríen de la belleza.
Y no soy más que
el vocablo de madera
Gritado por
cientos de labios
Cercanos de
nuestros confines
Donde sus
túnicas nuestros valles se desvisten
Ámame, las
hormigas se desprendían,
Como una lluvia
de arena, de tu espalda, olvidadas.
XVII
De colores el
pensamiento
De colores en
una risa que muestra la verdad
Atada a un
viento que corre cabalgado en una abeja
Llevado al mundo
de los cielos que giran en un ojo
Mirando un
anciano su mano arrugada
Triste cae en
ese mundo una pena desde las grietas
Desde un corazón
que late clavado en un Dios
Que se ha ido
sin pensar si cerró la puerta
De la casa
anochecida en un calos de fresas
Las moscas
sentadas a la mesa
Escuchando una
canción en lo alto de sus pestañas
Parpadean un
poco y luego derretidas en hojas
Es otoño en mi
rostro y los árboles se dejan sin labios.
***
Paúl
Mendoza Malaver (Cajamarca, 1983) fue seminarista en el Seminario San Agustín en
Lima y estudió en el Instituto Superior Superior
Pedagógico Hno. Victorino Elorz Goicoechea de Cajamarca, donde se graduó como profesor
de Comunicación. Parte de su producción lírica y ensayística ha sido publicada
en el diario La Industria, de
Trujillo; Kcreatinn y Pluma de viento. Ha publicado Espejo ramaje (2008).
Etiquetas: Jack Farfán, Literatura de Cajamarca, Paúl Mendoza Malaver
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