ANÓNIMO
Soy un fantasma
que se acurruca
en el vientre
de una pared,
y baja por el
vacío
haciendo un
zigzag
quedándome solo
con mi propia
sombra.
Soy un poema
que se escribe
solo
y persigue al
verso desnudo
en playas de
letras desiertas.
Soy un pisco
danzante
que espera
embriagar a las estrellas
y a las nubes
para que
descifren su secreto.
Vivo en montañas
y cavernas,
en ciudades de
piedra
que a veces se
convierten en hojalata.
Vivo en bosques
nocturnos,
en libros, en
dorsos de mujeres,
en cartas en
blanco.
Bailo al ritmo
de la noche
bajo miradas
penetrantes
que forman los
astros en su travesía.
VENTANA INFINITA
Contemplo la
ventana vacía,
sin aire,
donde los
segundos nacen y mueren
a cada instante.
Es una ventana
al vacío,
una brizna del
infinito,
suculenta en la
corteza de los árboles,
envuelta por el
cortejo de los gorriones
que admiro desde
mi ventana.
Las
palpitaciones extrañas
duermen en el
paraíso de un corsario
sitio desdentado
donde las horas
son cementerios de tiempo
y las luces ya
no se las oyen
porque perdieron
el brillo.
Desde mi ventana
la crudeza
se cocina
lentamente
con el fuego
envejecido,
y el desdén induce
a la súplica a arrodillarse.
Descuajar el
viento aferrado
al rozar los
rostros más frágiles
y fraguar la
herida abierta
en tiempos
interminables.
Los mamíferos
huyen de mi ventana
para embriagarse
y escuchar al
ruido.
Solo quedan los
seres invisibles
naufragando en
mi ventana.
GOTAS DE FUEGO
I
Y en esta mañana
Que asciende con
velas prendidas dentro
De los vestigios
tormentosos de las tardes,
Tu recuerdo
prende todos los mecheros
Desdibujados por
las olas del olvido
Que crece en
telas semi rasgadas
Con el viento
frenético
De los
incansables látigos
Que asumen junto
a mi piel
Los destrozos
desvanecidos
De libélulas que
con sus alas forman soles,
Esos soles
perdidos en esas mañanas de escaramuza,
Divulgados por
nuestros oídos
Que fueron
frotándose en la lluvia.
Te mirabas
dentro del bosque
Entre vidrios
consumidos
Entre hojas
secas
En su danza
crecías
Oscilando tu
belleza aterradora a los insectos.
II
Otra madrugada
con los pies fríos,
El aire
desciende por toda tu piel,
Tu voz es un
espiral que sumerge
En las palabras.
La vereda de tu
casa se ha extasiado de mentiras,
Tu fuego son
gotas que brotan las palmas de tus manos.
Mi locura por
tenerte antes que llegue el Sol.
III
¡Vuela!
Como si fueras
la única
Con esas alas de
madera
Bifurcando al
resto
(No te he
presionado lo suficiente
Para saber tu
néctar de flor).
¡Vuela!
Ofreciendo tus
alas a los árboles
Disolviendo tu
frescura
Con los
caracoles inverosímiles.
Asumiendo el
duelo
De los cadáveres
frescos de la noche
Vislumbrados por
la mirada de los búhos
Oscilándose a
gargantas de barro.
IV
¡Caes!
Con la lluvia.
La tierra
Sitio perfecto
Para soñar.
Doan
Ortiz Zamora (Cajamarca, 1988). Poeta peruano.
Estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de Cajamarca. Ha
publicado Gotas de Fuego (2007).
Actualmente es Director del Diario El Cumbe.
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