PANORAMA DE LA PRODUCCIÓN LITERARIA EN LA CIUDAD DE CAJAMARCA | Ricardo Ayllón
.:. lunes, septiembre 15, 2014
Estuve residiendo en Cajamarca durante año y medio (de junio de 2010
a diciembre de 2011), y pude enterarme directamente cómo transcurre su actual
proceso literario.
En Cajamarca (capital del departamento del mismo
nombre) vive –sin temor a equivocarme– uno de los novelistas más inquietantes
del norte del Perú: el sacerdote inglés (nacionalizado peruano desde la década
del ’70), Miguel Garnett Johnson (Londres, 1935), quien es autor de más de
media docena de novelas de éxito regional pues en su mayoría han sido reeditadas
y destacan por ser de clara índole realista e histórica.
Desde Rondo (1988) hasta su más reciente
producción, Yo, Cornelio (2010), Garnett ha sabido trazar
básicamente una cosa: un retrato del peruano en algunos de los momentos más
importantes de su historia, tal como se aprecia en las novelas que repasan
hechos de la Guerra del Pacífico (Cañadas oscuras, 1994 y Tiempos van, tiempos vienen,
1998) o aquel contexto tan difícil como fue el de la guerra interna durante las
recientes décadas del 80 y 90 (Catequil, 1990).
Asimismo, audaces representaciones de nuestra
idiosincrasia y comportamiento socio-cultural a niveles local y nacional, como
ocurre en las novelas Rondo,
Don Jasho (2002) y A ojo de pájaro (2005); siendo
una excepción (con el tema de lo peruano) su reciente novela Yo, Cornelio, en el que aborda
un contenido directamente sacro como es la vida de Jesucristo, ampliando de
esta forma el perfil de su espacio narrativo.
Otro de los escritores que destaca también en
narrativa, pero en un rubro que juega en pared con el de Garnett por tratarse
de una especie totalmente antagónica en su extensión, es William Guillén (natural
de Hualgayoc y de larga estancia en Cajamarca), quizá uno de los más prolíficos
microcuentistas del país. Desde su primer libro, Los escritos del oidor (2006), ya Guillén se perfilaba
como tal. Y los lectores lo hemos corroborado con la posterior
aparición de Lo que yo barman
oí (2010) hasta el más
reciente, Cuaderno de
almanaquero (2011), tal vez
el más extenso y ambicioso libro de microficción en el Perú, compuesto nada
menos que por 365 textos dedicados cada uno a un día (o santo) del año; es
decir, un libro que, a manera de agenda, nos invita a leer un microtexto cada
fecha del calendario. Pero el trabajo de Guillén no termina aquí,
sino que es destacable también el hecho de que, además de dedicarse a la
poesía, género en el que ha recibido más de un reconocimiento nacional, sea
editor por partida doble, ya desde Petroglifo, el sello que dirige desde hace
unos años, como desde Sumeria, su reciente aventura que, en estos últimos
meses, se ha unido a proyectos ambiciosos junto a sellos como Lluvia, Martínez
Compañón y el Fondo Editorial de la minera Lúmina Cooper. Destaca aquí la
reciente aparición de los Cuentos
del Tío Lío Lino de Andrés
Zevallos, el cual, al cumplir treinta años de su primera edición, ha sido
lujosamente impreso en tapa dura y vistoso formato A4.
Por otro lado, el principal revisor de la
literatura que se hace en este departamento, es definitivamente el crítico y
docente Luzmán Salas Salas (Cutervo, 1941), dueño de una gran cantidad de
estudios y un activo seguidor de la literatura infantil en el Perú. Su más
reciente obra, La prosa de los
cajamarquinos (2010), es el
mayor ejemplo de un trabajo denodado, paciente y cuidadoso con respecto a todos
los géneros narrativos y sus cultores en ese departamento. El estudio intenta
ser lo más amplio posible, y en sus 463 páginas podemos encontrar la
información más actual sobre el tema hasta el día de hoy. Verdaderamente
recomendable.
El liberteño (pero cajamarquino por adopción)
Guillermo Torres Ruiz (Casa Grande, 1956), quien fue reconocido alguna vez como
el mejor declamador del Perú, es autor de varios opúsculos de poesía. Los más
actuales, Y se eclipsó la luz (2008) y Como presagio de cenizas (2010), muestran una expresión
vibrante y un lenguaje limpio que se remiten siempre a contenidos de un claro
sentir personal. Mientras que su reciente libro de cuentos infantiles, Como una ronda de espigas (2010), trae la tersura de un
lenguaje apropiado para niños y la imaginación que éstos esperan del autor.
Antonio Goicochea Cruzado, nacido en San Miguel
(1946), provincia intestina en Cajamarca, aunque de larga residencia en la
capital del departamento, ha publicado algunos textos de su creación lírica y
narrativa, como Cantata a San
Miguel (1999), Paideia (2010) y Teluria y ensueños (2010).
Sin embargo, a partir de su trabajo como maestro
itinerante se convirtió el año pasado en un excelente recopilador de la
literatura del interior, logrando sacar adelante, con el importante apoyo del
Ministerio de Educación, la OEI y la Comunidad de Madrid, tres volúmenes con un
variado muestrario de las literaturas de San Miguel, Celendín y Cajamarca; se
trata del trabajo titulado Encender
lecturas sin apagar culturas, que recuerda mucho lo hecho en décadas
anteriores por Alfredo Mires Ortiz, responsable de la Red de Bibliotecas
Rurales.
Nacido en Sucre (provincia de Celendín), pero de
prolongada presencia en la ciudad de Cajamarca, Gutember Aliaga Zegarra –dueño
de algunas distinciones literarias de orden regional– ha diversificado su labor
creativa en los más importantes géneros y puesto en circulación el volumen de
cuentos El sueño del
floripondio (1999), el
poemario Fibras del tiempo (2003), el libro de crónicas Historia sucrense (2007), publicado al alimón con su
coterráneo Olindo Aliaga Rojas, así como Avatares…
y relatos al paso (2011).
Carlos E. Cabrera Miranda (Lima, 1963), es
también un escritor de variada preferencia creativa. Tiene en su haber dos
libros de poesía: Columbario (2006) y Quietud (2010); solo he leído el segundo,
que se inspira en el sosiego que nos obsequia la naturaleza como un atributo
permanente. Un importante logro es su condición de finalista en el Premio Copé
de Cuento (1998), de donde deviene la publicación de su libro Los colores del cielo (2002) que, a decir de Luzmán Salas,
permite “captar con precisión el alma fraterna, solidaria y social de la gente
común”.
Como ocurre con los escritores anteriores, Jorge
Pereyra Terrones (Cajamarca, 1952) incursiona también en poesía (Valles de
sueños verdes, 2003; La
otra mitad del amor, 2005; Versos
perversos, 2006, etc.) y narrativa (La puerta del viento, 1985; La lengua del silencio, 2001).
Aunque su obra debe ser entendida también desde
su trayectoria vivencial y su principal oficio, el de periodista, carrera que
lo ha llevado por algunos países de nuestro continente, diversificando y
nutriendo mejor sus contenidos argumentales.
La profesora Socorro Barrantes Zurita, natural de
Cajamarca y docente de profesión, tiene un trabajo personal compuesto por el
libro Entre luces y sombras
germina nuestro tiempo (2003),
y por su labor de compilación de la literatura de su tierra a través de Cajamarca, caminos de poesía (2006), que reúne a buena parte de
los poetas de toda la región, y de Poetas de Cajamarca (2008), obra audiovisual
comprendida por dos DVD. Sería bueno, sin embargo, rastrear a fondo su trabajo
lírico personal disperso en varios estudios, revistas y antologías
especializadas. El año pasado (2011), Socorro Barrantes fue condecorada por el
MIMDES con la Orden al Mérito de la Mujer, en la categoría de Desempeño de su
Profesión.
Cabe resaltar, asimismo, la obra de escritores
que caminan junto a éstos, como la de Wilson Izquierdo González, natural de
Moyobamba (Amazonas), pero con residencia en Cajamarca desde los 12 años de
edad. A través de libros de narración breve como el anecdotario La marcha del Shaplinco (2006) y el volumen de relatos Al pie del Cajamarcorco (2009) muestra la riqueza de la
tradición popular ligada tanto a lo rural como a lo urbano-andino. Mucho del
candor y el sarcasmo de los personajes convierten a estas historias en humanas,
jocosas y atractivas.
Jaime Abanto Padilla es poeta, crítico y
comunicador de profesión. Destaca actualmente en su labor de periodista, oficio
en el que se desempeñó como director del diario Panorama Cajamarquino (2008 -
2010). Abanto es autor de varios libros de poesía, entre los más destacados: Balada
de los insectos yVano
epistolario. Seleccionado para diversas publicaciones especializadas del
Perú y el extranjero, y ganador de algunos premios, su poesía puede leerse en
el blog Jaime Abanto Padilla /
Poesia Elemental.
Elmer Rodas Cubas (San Miguel) es autor de Islita serrana, novela que
constituye su ópera prima pero que sorprende por el intento de Rodas de ser
amplio y versátil con el lenguaje, dentro de un marco creativo que circunda el
estilo costumbrista aunque sin llegar a encasillarse en éste; y donde el
escenario aldeano-andino no es visto solo de modo pintoresco, sino también
crítico.
Otro autor de interés es César Mejía Lozano
(1963), con residencia en Bambamarca pero de presencia permanente en la capital
de la Región. Reconocido en certámenes regionales y nacionales, Mejía ha
alimentado su producción creativa con libros de poesía, cuento, literatura
infantil y una importante obra psicopedagógica.
Jack Farfán Cedrón (1973) es un joven y dinámico
poeta, autor de numerosos opúsculos y volúmenes breves; algunos de éstos son: Pasajero irreal, Vironte (2005); la serie de plaquettes Al Castor (2006); Ángel, El leve resquicio del amor (2007); Ángeluz, Series absurdas (2009); Gravitación del amor (2010); El Cristo enamorado (2011) y Amar en la desaparición innombrable (2011). Asimismo, anima el blog El Águila de Zaratustra. Su
impetuoso amor por la literatura combina muy bien con su juventud y la
perspectiva de una prometedora carrera literaria.
No puedo exceptuar la presencia de Nequisa
(seudónimo de Neptalí Quispe Sánchez), abogado de profesión que se maneja bien
en la creación literaria. Su más reciente novela, Macarena y el zapatero, acaba
de entrar en circulación, siempre dentro de la motivación social vivificada por
su visión crítica de la realidad.
Antes de terminar, es justo resaltar el trabajo
permanente de editoriales y entusiastas animadores literarios de la localidad
como Manuel Rodríguez Gutiérrez, director de Cuervo Blanco Editores; Walter
Portilla, al frente del importante sello Martínez Compañón, cuya calidad nada
tiene que envidiar a las mejores editoriales de Lima; o de lo que hace la
propia Municipalidad Provincial de Cajamarca que publica regularmente a
escritores de la Región.
De hecho, muchos títulos mencionados en este
artículo traen el sello del Fondo Editorial de la Municipalidad Provincial de
Cajamarca; asimismo, la reciente apertura editorial de la Universidad Privada
Antonio Guillermo Urrelo (UPAGU) que hasta el momento ha publicado la obra de
más de un escritor, y no necesariamente cajamarquino.
Huelga decir que Cajamarca es uno de los más
importantes focos culturales del Perú, y su rica tradición literaria es el
mejor sostén para que no perdamos de vista a esta ciudad que no solo brilla por
su cantidad sino también por su calidad literaria. Los cajamarquinos se sienten
orgullosos de lo que tienen, y conforme uno conoce la aptitud humana de sus
escritores así como la alta sensibilidad de sus producciones, termina
contagiándose de ese sentimiento. Estuve un año y medio en la ciudad de
Cajamarca, pero su literatura se me ha quedado en el corazón y en el alma para
toda la vida.
LIS DE
ARENA
A mi
madre, Rosa eterna.
¡Cómo nos mata la ausencia de los
hijos
uno los cría para verlos partir!
vientos
de agosto
arenales de la nostalgia
mordiendo el corazón
qué será
de mí
quimérico ensueño del vacío
con el
brazo en alto
sin despedida y en la ventana
petrificada
ay mi dios sin adioses
gané mis
hijos
a la vida y en la vida
fui
perdiéndolos
ah diablillos diablillos
cómo los quise creciendo a mi
lado
esperando
lo que
pude darles
lo que nunca pude darles
naipes de España
qué será de mí sin ellos
vieja /
abandonada / inconsolable
bajo rojiza tierra
sol negro
que alumbra
otras tierras y me desangra
oh inocencia pura
cartas con piadosas mentiras
has
vuelto madre a nacer en mi hija
para detener mi lágrima
tus
mismos ojos y tu misma sonrisa
y para detener mi lágrima y mi
muerte
miel de
flores silvestres
no basta el amor de los hijos
alegría
nuestra
miles de años se fueron
necesito ver el mar
y si alguna vez volvieron
estar cerca del mar
con algún recuerdo
respirar
el mar
con mujer con hijos
olas del
mar de pakanamuc
volvieron a irse
estallan
sus rostros de espuma
y yo volví a bendecirlos
en mi
alma
con mi fe y de acuerdo a mi dios
no quería que mis nietos
¡ven
tikal!
vivieran y murieran como
animalillos
¡apúrate
marinka!
sin bautismo / sin salvación
el agua del socorro
abre las
puertas
de este mundo y tal vez del otro
patas de
alacrán / tenazas de cangrejo
clavándose en la luna
dónde
están
qué se
hicieron
los hijos
míos
murmullo de voces
o dunas
que el viento cruel del desierto
dispersa
para morir por aquí
/eso si
que no/
para renacer por allá
mis
cachorros / lis de arena
miles y miles de años que se
fueron
y a todos los bendije
como
quien se despide
con el brazo en alto
con el corazón en piedra
hasta
nunca más / hasta nunca más
¡cómo nos mata la ausencia de los
hijos
uno los cría para verlos partir!
EL LAMENTO DE MIGUEL / MI HERMANO
¿Dónde
está mi esperanza?
Y mi
dicha, ¿quién la divisa?
Job
17v.15
Clavado en la tierra hasta la
cintura sepultado
inmóvil y
petrificado
lamiendo mis heridas mi espíritu
malherido
ajeno a las gaviotas que el cielo
cruzan
celoso del avión que volar puede
esperando estoy señor el fin de
tus hierros
que grande es mi dolor
que muy grande tu delirio
señor /
señor
mis
piernas
carrizos podridos que el viento
quiebra
digo el viento
cegado
por la furia del desierto
digo el viento
sabiendo
que es tu mano vengativa
terrible es tu gloria
terrible tu poder
me has
dado la vida
pero mis
carnes mis huesos has tocado
terrible caer bajo tu potestad
sentir el
crujido de mis pobres piernas
trituradas
entre tus manos
escúchame señor tu misericordia
¿qué es un caballo sin patas?
¿qué mi humanidad si no da un
paso?
¿acaso mi lamento
tullido nací
del vientre de mi madre
tullido volverá
al seno de la tierra
como espina clavada en tu sueño
enloquece tus oídos rasga tus
vestiduras?
¿has olvidado que no ciego que no
manco
que no sordo soy señor sino
tullido?
mis
piernas / señor / mis piernas
lamen el cálido corazón del sol
digo el sol
vuelvo a
decir el viento
sabiendo que nada es el sol
nada el
viento
toda tu bondad
toda tu
mano devastadora
pero ¿seré toda la vida
coral
fosilizado
y tú el anciano tuerto que
amenazante
ríe y ronda el acuario
que
llaman mundo
obligando a nadar de espaldas al
pez negro
obligándome por tierra a
arrastrarme
burlándote de nosotros?
¿ignorándome?
¿nada te conmueve?
¿ni mi madre / toda una eternidad
/ la abnegada Sísifo?
¿ni mi ternura de inválido?
tocaste mis piernas / señor /
tocaste mi voluntad
me asustan tus caprichos
me
desespera tu silencio
soy menos que una lagartija
menos que
agua que pájaro qué viento
señor /
señor
no obstante te necesito
necesito creer en ti
implorarte
/ implorarte
sabiendo que estiércol es mi
palabra
cáncer mi
ruego
mi ser
tullido nada / nada
no finjas más darme vida
que no en tu voluntad sino en la
mía
está el fuego para amarte
si para
amarte
señor
me diste la vida
para amarte
señor
hoy te pido
la muerte
Elqui Burgos (Cajamarca,
1946): Poeta sampablino. Estudió Literatura en la Universidad Mayor
de San Marcos (Lima) y en La Sorbona (París). Ha publicado Cazador de
espejismos (México, 1974), Sublimando al impostor (Francia,
1985), El Cristo de Elqui (Francia, 2003) y Res
mística (EE.UU., 2012).
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