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Título: 
Sin paracaídas x 3
Autores: 
Alfredo Alcalde Huamán
Doan Ortiz Zamora
Juvenal Vilela Velázquez
Depósito legal: 
Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-07129 
Edición: 1ra, mayo de 2015.
Páginas: 28



Sobre el blanco cielo de la poesía de papel, tres poetas suben sin paracaídas. Uno busca el vuelo poético del amor mientras escucha un blues.  El segundo es un poeta atmosférico con muchas horas de vuelo en aviones de papel, i el tercero pilota varios registros de sueños i versos. Nadie lleva paracaídas. Para ellos escribir es ascender hasta el cielo blanco que es el poema.
Los tres suben sin paracaídas, sin saber —o sabiendo tal vez— que cien años antes, después de la 1ra. Guerra Mundial, unos pilotos estadounidenses realizaron en pleno vuelo una serie de proezas funambulísticas, al caminar sobre las alas o hacer temerarias acrobacias i demostraciones de equilibrio con sus biplanos. Les llamaban los barnstormers, pero hubo quienes sintieron en ellos la precisión del suicida. Como las de estos pilotos, las acrobacias de estos tres cajamarquinos son arriesgadas.
Arriesgado oficio es el volar sin paracaídas. Al primero de ellos, Doan, los paracaídas le recuerdan a Marilyn Monroe en el estudio del pintor Humareda «donde los sueños son devastados por la prudencia», pero Doan también quiere plasmar sobre este blanco lienzo unas imágenes similares «al viento, a la nada» que le reten a buscar la perfección del vuelo poético, a buscar el rostro del amor con «espíritu de ave». Por eso invoca su nombre: Poesía.
Para alguien que sueña, como Juvenal, con que sus aviones de papel aterrizan «forzosamente / En los patios y azoteas», la construcción de imágenes surrealistas es la manera de llenar las ausencias, de pintar la soledad con su «traje de lluvia» para verla siempre. Sabe Juvenal que después del vuelo ha de volver, sin paracaídas, a sus viejos oficios «A ser gasfitero de casas de papel» para encontrarla i amarla.
Acercarse al fuego poético tiene sus riesgos. Eso lo sabe bien Alfredo, el tercero, para quien volar es introducirse en la nube prodigiosa de Borges o imaginar la caída de Ícaro con sus alas derretidas. Alimentar el fuego prometido avivará el amor distante que dejó «en el otro lado de la calle».  En pleno vuelo, la voz del corazón le impele a revelar una de sus acrobacias «Para que sepas que no me olvido de ti / te escribo dos noches por hora».
Muchas formas adoptan el lienzo poético i sus pinceles de fuego, i es arriesgado subir a la poesía sin la revelación de la luz poética, pero estos tres poetas no tienen miedo de volar.


Barcelona, mayo de 2015.

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